La situación sin dudas llama la atención, y aunque no pasa de los comentarios de quienes se enteran de la novedad, y otros que se preguntan cómo una persona (hombre o mujer) puede sentir atracción por un criminal, es imperativo estar claro en que este comportamiento es un tipo de parafilia (patrón de comportamiento sexual poco habitual ante objetos, situaciones y/o destinatarios atípicos) que merece atención por parte de un especialista en salud mental.
Y es que, esa atracción o excitación hacia los criminales de todo tipo, incluso si han cometido delitos graves, es conocida como hibristofilia, que en palabras del psiquiatra Carlos Smith, médico del Instituto de Salud Mental (Insam), es un trastorno comportamental en donde una persona siente atractivo por otra con conducta de violación constante de normas o comision de actos criminales.
Al preguntarle al especialista si existe alguna explicación científica sobre estos comportamientos, este menciona que todo depende de cada caso, que debe ser analizado individualmente de acuerdo al perfil de quien se sospecha tenga el trastorno.
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Aunque no existan estadísticas concretas, los casos se dan mayormente en las mujeres. ¿Por qué? “Desde mi punto de vista, el orden social machista, al no promover la igualdad, alienta a la mujer a no defender su dignidad y sí crecer en sumisión. No obstante, buscamos las raíces del problema en la disfuncionalidad de la dinámica familiar y el cuadro clínico de la codependencia y la adicción a las relaciones”.
Smith apunta a que existe una tendencia en las mujeres cuando el padre es disfuncional, que en un estimado de nueve de cada 10 casos buscan establecer relaciones con hombres que poseen características disfuncionales similares a la de sus padres, siendo una tendencia que no debe ser subestimada, pues indica que se cree que estas mujeres ante un hombre funcional, respetuoso, atento, etc. le resulta monótono y aburrido.
Es más, ellas "necesitan" sentirse útiles en la relación al punto de querer "ayudar” a cambiar a esta persona objeto de su hibristofilia; esto, según el especialista, se traduce en un verdadero trastorno egótico, creen tener "capacidades especiales" para "hacer la diferencia”. Ellas parten por negar su propia disfuncionalidad y terminan culpando al disfuncional de todo lo que le pasa, cuando él realmente es un "agravante" y quizás no un agente causal.
Por otro lado, vale resaltar que existe diferencia entre la hibristofilia y el hecho de que a ciertas mujeres les atraigan los “chicos malos”, pues estos últimos no son precisamente criminales.
Smith también menciona que en algún punto la hibristofilia coincide con el síndrome de estocolmo, donde la víctima elogia a sus captores. Además, que la sumisión podría ofrecer a la víctima la sensación de poseer seguridad y protección emanadas del "poder” del criminal.
